El papel de la cirugía robótica en el tumor de Klatskin

El colangiocarcinoma o neoplasia de la vía biliar se origina en los epitelios de los conductos hepáticos. Aunque es poco frecuente, tiene una elevada tasa de mortalidad, ya que, al diagnóstico, la mayoría de ellos se encuentran en estadios avanzados. Los colangiocarcinomas que implican la división del conducto biliar común, se denominan tumores de Klatskin o colangiocarcinomas hiliares. Representan el 50% de todos los colangiocarcinomas, y de estos, alrededor del 40% son extrahepáticos distales, y solo el 10% tienen un origen intrahepático. Globalmente tienen un mal pronóstico, con una supervivencia global a los 5 años del 5 al 10% en la enfermedad metastásica. La cirugía es la única posibilidad de curación, sobre todo para los colangiocarcinomas distales, que son los más susceptibles a la resección. Presentamos el caso de un varón de 70 años diagnosticado de un colangiocarcinoma perihiliar tipo Bismuth Corlette 1, sin metástasis. El paciente fue propuesto para una resección de la vía biliar con hepático-yeyunostomía y linfadenectomía mediante cirugía robótica. La evaluación patológica reveló un adenocarcinoma de la vía biliar extrahepática, G3, pT1N0. El uso de la cirugía robótica se está generalizando, permitiendo un abordaje más delicado y preciso en la cirugía hepática, con una estancia hospitalaria corta, una recuperación más rápida y menos complicaciones, lo que asociado a un diagnóstico temprano de esta entidad termina siendo la única posibilidad de un buen desenlace para el paciente.